17 mayo 2019 | Mark and Tom Delaney | 0 comentarios

Ética de la aviación

Introducción por Andrew Shepherd

Participo en A Rocha desde su creación en Aotearoa / Nueva Zelanda, en 2007, y también tengo conexiones sólidas con Servants to Asia’s Urban Poor. Existen paralelos interesantes entre estos movimientos: ambos se formaron en la década de 1980 cuando algunas personas se tomaron en serio lo del amor de Dios por la tierra (Peter y Miranda Harris – A Rocha) y por los pobres (Viv Grigg – Servants) y decidieron poner ese amor en acción. La pareja australiana formada por Mark y Cathy Delaney tomó una decisión similar en 1995, trasladándose de una vida de clase media en Australia a los barrios marginales de la India, tratando de descubrir la presencia de Cristo y de servirle entre los pobres urbanos. A lo largo de los años, cada vez que los Delaney han regresado a Australia les ha sorprendido la creciente afluencia y también la indiferencia ante el cambio climático. El libro Low Carbon and Loving It, escrito por Mark y su hijo Tom, plantea a los habitantes del mundo occidental el reto de adoptar un estilo de vida más sostenible en bien de los pobres y del planeta.

En estos tiempos de pasajes aéreos económicos, parece que todo el mundo viaja en avión. Globalmente, la aviación representa el 2,5% de las emisiones totales de carbono y por lo general, hacer un único vuelo de larga distancia supondrá el mayor impacto que usted ejercerá anualmente. ¿Cuáles son las diferencias que suponen nuestras elecciones individuales? Vean a continuación el artículo en el que los Delaney ofrecen un análisis económico que explica la razón de que nuestras decisiones sobre viajes tengan importancia.

Artículo de Tom Delaney, publicado el 17 Febrero 2018

Cuando se publicó nuestro libro Low Carbon and Loving It me hicieron una pregunta complicada: [tweet_dis]«Todos los días hay vuelos de Sydney a Johannesburgo. Tanto si yo compro un pasaje y subo a ese avión como si no lo hago, el vuelo se realizará. Entonces, ¿qué importancia tiene que yo vuele o no?»[/tweet_dis]

Boeing 747-400 de Qantas despegando del aeropuerto de Sydney, por Damien Aiello (licencia CC-BY-SA-4.0)

Boeing 747-400 de Qantas despegando del aeropuerto de Sydney, por Damien Aiello (licencia CC-BY-SA-4.0)

Muchos de nosotros nos habremos hecho preguntas semejantes. Es una línea de pensamiento verdaderamente tentadora, puesto que nos permite minimizar la responsabilidad de nuestros actos. Sin embargo, nuestra elección sobre volar o no hacerlo sí marca una diferencia.

La manera más fácil de demostrarlo es tener en cuenta que el peso del avión está en relación directa con la potencia necesaria para que despegue, y por lo tanto con el consumo de combustible. Si usted viaja en el avión (en lugar de dejar su asiento vacío), se producirán más emisiones. Este argumento es irrefutable, pero también inadecuado: cuando un avión despega, los pasajeros y sus equipajes representan sólo el 20-25% del peso total del avión. Un avión típico de 260 asientos pesa 100 toneladas sin pasajeros ni combustible; casi 400 kg por asiento. Si consideramos que nuestro impacto ambiental al volar en avión lo causa únicamente el peso que añadimos a la nave, estaremos subestimando significativamente nuestro impacto.

Existe un argumento más complejo pero más exacto:

[tweet_box design=»default» float=»none»]Al reservar los pasajes, damos soporte económico a una compañía aérea y a las rutas que realiza, aumentando así las emisiones de la aviación a lo largo del tiempo.[/tweet_box]

Considere una ruta aérea diaria al 80% de su capacidad: un avión promedio de esa ruta lleva ocupados 4 de cada 5 asientos. Suponga que una proporción pequeña pero significativa de esos pasajeros decide, a lo largo de un período de tiempo, no volar y utilizar en su lugar otras formas de transporte o de viaje menos contaminantes. La capacidad promedio baja al 70%. Los beneficios de la línea aérea se reducen drásticamente y, en consecuencia, reducen la frecuencia de los vuelos a 6 por semana. Algunos pasajeros necesitarán viajar un día distinto de la semana, la capacidad promedio vuelve a aumentar, y las emisiones se reducen.

La persona que me preguntó tenía razón: comprar un pasaje no tendrá ningún efecto sobre si ese avión en particular vuela hoy o no vuela. Pero sí que afecta al número probable de vuelos futuros; la oferta se reduciría a fin de satisfacer la demanda.

Qantas Boeing 747–400 by Aero Icarus (licence CC-BY-SA-2.0)Aunque es tentador engañarnos a nosotros mismos pensando que tenemos poca responsabilidad en las emisiones de los vuelos que utilizamos, los hechos muestran lo contrario. Constato con tristeza que un vuelo internacional de regreso puede ocasionar el equivalente a unas 2 toneladas de dióxido de carbono, la parte sostenible correcta de una persona durante un año. Si vuelo desde Australia a la India, quemaré unos 4 meses de mi impacto medioambiental de todo un año en un solo día. Puedo responder a eso de muchas maneras, y lo hago: tratando de reducir la frecuencia de mis vuelos, haciendo una parte del viaje por tierra, compensando mis emisiones de carbono. Pero intentar negar mi responsabilidad no es aceptable.

Acción recomendada: Por favor, visite Climate Stewards de A Rocha. Compruebe cuál es su impacto medioambiental, redúzcalo en lo posible, y compense el resto.

Imagen pequeña: Boeing 747-400 de Qantas, de Aero Icarus (licencia CC-BY-SA-2.0)

Traducción: Marisa Raich

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Categorías: Reflexiones
Sobre Mark and Tom Delaney

Mark y su esposa dejaron Australia para instalarse en la India en 1995. Los Delaney, apasionados por servir a los pobres a nivel global, vivieron y criaron a sus dos hijos, Tom y Oscar, en barrios marginales donde trataron de aportar un poco más de compasión y justicia. Tom creció en barrios marginales de la India y visita periódicamente a su familia y amigos en Australia. Estudió en la Universidad de Queensland, trabajó ayudando a discapacitados y ahora trabaja para una ONG india que alfabetiza en Hindi a niños trabajadores y a otros niños con dificultades de aprendizaje. Mark y Tom son coautores de Low Carbon and Loving It, donde hacen la crónica de sus aventuras viviendo de manera sostenible.

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