Una fetua por la naturaleza
La noticia de que el Cuerpo Clerical Superior musulmán de Indonesia, el Consejo de Ulemas, ha emitido una fetua sin precedentes contra la caza ilegal y la caza furtiva de especies en peligro de extinción, ha causado un interés mediático considerable. En el occidente secular, las dos reacciones típicas (la naturaleza buena, la religión mala) parecen encontrarse viniendo de diferentes direcciones, pero en general la noticia ha sido recibida positivamente. Las organizaciones conservacionistas tales como WWF, que trabajan en países donde los grupos religiosos son altamente influyentes, han acogido con satisfacción la fetua como un paso positivo hacia adelante. En cuanto a A Rocha, nuestros equipos en Ghana, Reino Unido, Líbano y Kenia, han tenido sus propias alianzas productivas para la conservación, con los grupos musulmanes y sus líderes.
De cualquier manera, la historia sirve para ilustrar que ahora es importante para las organizaciones conservacionistas entender que los grupos religiosos pueden desempeñar un papel central para alcanzar los objetivos de conservación. Influenciar las decisiones y el comportamiento humano, de manera que no hagamos un bio-desierto del mundo que nos rodea, es ahora visto como un componente crítico de la protección de especies y hábitats, de modo que las creencias que determinen esas elecciones y acciones están cada vez más bajo la mira. Un enfoque familiar y muy pragmático es celebrar y promover las enseñanzas sobre la vida sustentable que están dentro de muchas tradiciones religiosas. Las organizaciones como la Alianza de Religiones y Conservación (Alliance of Religions and Conservation) han estado trabajando mucho para dar visibilidad a estas perspectivas y para llevar sus ideas al primer plano. Ellas han hecho un gran esfuerzo alrededor del mundo para animar a aquellos que desean ponerlas en práctica. Muy recientemente, han surgido iniciativas para alcanzar a los “grupos de fe” desde la mayoría de las principales ONG´s ambientales seculares. Asi que le damos la bienvenida a todos estos desarrollos, tal vez este particular conservacionista cristiano podría permitirse un par de comentarios para sus amigos seculares?
Lo primero es recordar que esa gente dentro de cada “religión” normalmente no se entiende a sí misma como pertenecientes a una categoría convenientemente llamada “grupos de fe” que pueden ser reclutados para la conservación. Al mismo tiempo ellos comparten más cosas en común de lo que a menudo es aparente, y sin duda la conservación es una de las áreas donde la gente de diferentes credos acuerda más fácilmente, aun si ellos adhieren a las creencias de su comunidad particular. Aquellas creencias son distintas y resisten la síntesis simplista y la “fe” como popularmente se entiende, no es necesariamente un común denominador. De hecho, si usted toma el ejemplo de algunos grupos cristianos occidentales, su visión del mundo tendrá frecuentemente más en común, cultural e intelectualmente, con la de sus vecinos agnósticos, seculares, que con los creyentes hindúes en la misma calle Así que, mientras podría ser conveniente para aquellos con un punto de vista secular acercarse a “grupos religiosos” como a uno solo, como acercarse a todos los “credos” como si fueran la expresión de algo llamado “creencias religiosas”, la experiencia ha demostrado que aquellos que están dentro de una comunidad particular de fé, son quienes están mejor capacitados para hablar significativamente con sus compañeros creyentes en sus propios términos. Al celebrar los beneficios de las alianzas interreligiosas y la colaboración, cuando se trata de abogar por la conservación, necesitamos resistir la tentación de agrupar a todos juntos bajo el título de “gente religiosa”. Un enfoque más fructífero es animar y equipar a los líderes de la conservación y a los portavoces de aquellas comunidades religiosas diferentes, haciendo alianzas donde las diferencias distintivas son reconocidas-
El segundo comentario es acerca de la definición. ¿Qué son las “religiones” o los “grupos de fé”? Las religiones históricas y formalizadas pueden ser fácilmente identificadas, pero el consenso de analistas ambientales de todo el mundo, es que las creencias globales, contemporáneas e informales, como el materialismo y el individualismo, sin duda, están causando el mayor de los estragos ambientales. Desafortunadamente, ellas se pueden encontrar influyendo poderosamente incluso dentro de las comunidades de fé como las cristianas, que no debería darles ninguna cabida. Entonces, así como se reclutan “las creencias históricas” a la causa, la comunidad de conservación necesita establecer alternativas creíbles a estos credos “cuasi-religiosos” liderados dominantemente de modo occidental o derivados del modo occidental. Como esa misma comunidad está actualmente implicada animadamente en su propio debate, esencialmente religioso, sobre cómo valorar la naturaleza, podemos tomar como un buen signo al viejo encuadre secular e inválido de la fe como ilusión, y a la ciencia de la conservación como realidad objetiva, que ha sido derribada. Esto sólo resta para lograr un desafío unido y más efectivo, contra las contradicciones del materialismo y del sistema exclusivo de medición de la riqueza financiera emergente. Y para hacer distinciones más cuidadosas e inclusivas cuando hablamos de religión o grupos de fé, de modo que líderes políticos, cívicos, empresariales y financieros están igualmente llamados a articular claramente las creencias que obviamente yacen detrás de sus elecciones ambientales.
Traducción: María Eugenia Barrientos / Liliana Berango
Nos complace que nuestros blogs puedan ser utilizados por terceros siempre que se cite al autor y que se cite a A Rocha Internacional, arocha.org, como fuente original. Te agradeceríamos que nos hicieras saber si has utilizado nuestro material enviando un correo electrónico a [email protected].