Cuidado de la creación en Líbano
La historia está escrita en los paisajes del Valle de Bekaa en el Líbano. Baalbek, con sus magníficas ruinas romanas, atrae a los turistas, contiene las más antiguas colinas redondeadas conocidas como “tels“ atraen a los arqueólogos, a los oxidados alambres de púas y a los largos depósitos de tanques oxidados los cuales marcan el frente de batalla de las guerras modernas. Para bien o para mal, dejamos nuestra marca en la tierra aun mucho después de que nos hayamos ido. Cuando visité el valle recientemente, me sorprendió el gran crecimiento en las ciudades de Oeste de Bekaa desde que me fui hace 9 años. Inflamadas por decenas de miles de refugiados sirios que huyen de la guerra civil hacia el otro lado de las colinas hacia el este, y una creciente población local, los conurbanos se ha extendido por las laderas y sobre las tierras fértiles del valle tragando pastos, huertos, jardines y arroyos en un manto gris de hormigón.
Por supuesto, las personas necesitan de hogares … pero también necesitan agua limpia, tierras para cultivar sus alimentos, acceso a la belleza de espacios verdes para su salud mental, y aire limpio para respirar. Y en realidad la Bekaa y el planeta le pertenecen a Dios, y le importa cómo y qué escribimos en él. Como cristianos, creemos que «Del Señor es la tierra» (Salmo 24:1): la creó, la posee y la ama. Como artista creador nos confió su gran obra maestra, para administrarlo en su lugar. Nos hizo cocreadores, creándonos a su imagen para unirnos a él en el diseño de su creación. Además de la gran historia de la creación, Dios también escribió una historia en un paisaje en Génesis 2:8: plantó un jardín. Significativamente, le dio a Adán y Eva un trabajo para hacer: jardinería.
Entonces, ¿pueden las personas decir lo que creemos acerca de Dios a partir de lo que escribimos en el paisaje? ¿Pueden ver cómo Dios se preocupa por el planeta a través de nosotros y que nos preocupamos por nuestro prójimo? O, poniéndolo de otro modo, ¿escribimos el evangelio en el paisaje? Ese fue el desafío cuando, con mi familia, me mudé a vivir a Líbano y a la Bekaa de principios de la década de los ‘90. Originalmente trabajando para la Iglesia Presbiteriana del Líbano y Siria en una escuela secundaria, a través de A Rocha Líbano, mi esposa y yo pronto nos involucramos en los esfuerzos para restaurar y proteger los restos degradados de las marismas de agua dulce más importantes del país. Agotada y maltratada durante décadas, la gota que colmó el vaso vino con los años de la guerra civil libanesa cuando el ejército y las milicias rivales lucharon intensamente en su territorio, y un catálogo de abusos que incluyeron caza descontrolada, pastoreo excesivo , la extracción excesiva de aguas subterráneas y el uso del fuego continuo sin control.
La escena estaba impregnada de Oseas 4:1–3 donde habla de la tierra que lleva las consecuencias del pecado de la humanidad; «Debido a esto, la tierra se seca, y todos los que viven en ella se consumen; las bestias del campo, los pájaros en el cielo y los peces en el mar son barridos.” Pero otra historia podría escribirse, y trabajamos con los terratenientes, arrendatarios, pastores beduinos, gobierno local y nacional, escuelas, universidades , unidades de policía y ejército unidos para restaurar el humedal. Eso tomó 10 años y comenzó con la restauración de las relaciones; las relaciones entre las personas; y entre las personas y la tierra. El amor y la confianza se habían perdido y necesitaban ser recuperados. Me complace informar que, cuando visité el mes pasado, el humedal todavía está en buena forma y es el orgullo y la alegría de las comunidades locales, así como el hogar de innumerables aves reproductoras, anfibios, reptiles, mamíferos, peces, insectos y otros invertebrados, sin mencionar una gran cantidad de vida vegetal.
A Rocha Líbano sigue escribiendo el evangelio en el paisaje del valle de Bekaa. Trabajando con los municipios locales de Mekse y Qab Elias, está brindando un espacio verde muy necesario para las personas y la vida silvestre en el corazón de los conurbanos que constantemente se arrastran por la ladera. Al plantar una mezcla de árboles y arbustos autóctonos y fructíferos, con senderos, arroyos y estanques dispuestos, convierte tierras de terrenos baldíos en un refugio para mariposas y pájaros y una oportunidad para que los estudiantes de escuelas locales aprendan sobre su entorno local justo en su barrio. Una vez que las plantaciones estén maduras, la parcela más grande en Mekse proporcionará un espacio verde urbano único para la comunidad local, plantado por ellos mismos para que puedan disfrutar y recordar su lugar en la creación de la obra maestra de Dios y un jardín.
Puede leer más sobre la historia de la restauración del humedal de Bekaa en el libro de Chris Postales desde Oriente Medio, publicado por Lion Hudson.
¡Tu también puedes escribir en el paisaje libanés! A través de A Rocha’s Gifts With A Difference, puede plantar un árbol en un parque natural, proporcionar un medio de vida basado en la naturaleza para un refugiado sirio, o dar una clase práctica de naturaleza a una clase de escolares (los enlaces están en inglés).
Traducción: Marisa Raich
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