¿Cuándo será un buen momento para hablar del cambio climático?
El huracán Irma de 2017 fue una tormenta de dimensiones y fuerza nunca vistas. Las comunidades ubicadas a lo largo de su camino, desde el Caribe hasta el sudeste de los Estados Unidos, sólo ahora empiezan a hacer las paces con la devastación que ocasionó. Las imágenes de satélite, en las que se veía que el huracán Irma tenía el tamaño del estado de Texas, dieron mucho que pensar.
Pero la devastación de comunidades y hábitats no fue lo único que dejó la estela del Irma; de inmediato comenzó un intenso debate público sobre si en momentos como ese debíamos hablar sobre el cambio climático o no.
Mapa de la temperatura superficial del agua del mar, de la NASA. Cuanto más caliente está el agua, más energía para los huracanes.
Algunos, como el administrador de la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos, Scott Pruit, pensaron que era «una falta de sensibilidad». Anteriormente ya había hecho público su escepticismo sobre el consenso científico de que la actividad humana conduce inevitablemente a más episodios meteorológicos extremos como el Irma. Otros, como el Ministro de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth del Reino Unido, Sir Alan Duncan, amonestaron al único miembro electo del Parlamento por el Partido Verde del Reino Unido, Caroline Lucas, por haber sugerido que era el momento adecuado para debatir en profundidad el tema del cambio climático, diciendo que «era inhumano» que «vinculara el huracán Irma con el cambio climático».
Los temores de A Rocha a medida que Irma se aproximaba a los Estados Unidos eran personales e inmediatos; el director de nuestro equipo marino, Bob Sluka, acababa de mudarse con su familia a la costa de Florida (pueden leer este informe de primera mano, A la espera del huracán Irma). Y es en ese sentido personal como debemos responder en primer lugar, como cristianos y conciudadanos del mundo, a las comunidades que han sido golpeadas y lastimadas por estas tormentas verdaderamente devastadoras: acompañándolas en su dolor y ofreciéndoles nuestra ayuda amorosa. Las iglesias y las ONG están, con razón, en primera fila de los esfuerzos de la comunidad para proporcionar agua potable, alimentos, refugio y todo lo necesario en una respuesta coordinada a un desastre. Pero a medida que las inundaciones retroceden y las personas y los lugares comienzan la larga recuperación, también esperamos dar soporte al nacimiento de una conversación más sabia y despolitizada sobre el cambio climático, que esté enraizada en dos convicciones cristianas. La primera es que las personas que han sido hechas a imagen de Dios tienen la sagrada misión de vivir según la verdad que nos hace libres. Por lo tanto, la práctica científica honesta puede ser una llamada santa, por mucho que nos lleve por caminos vitales opuestos. Y en segundo lugar tenemos una llamada igual, inspirada en Cristo, para cuidar de toda la creación y de las comunidades humanas más pobres, dado que tanto la una como las otras muestran ser las más vulnerables a los efectos de nuestro clima rápidamente cambiante.
Los acontecimientos recientes nos aportan aún más determinación para vivir esas convicciones. Incluso este año hemos sido testigos de inundaciones en el sur de Asia en las que, según International Health Partners, 1400 personas han perdido la vida y 40 millones han resultado afectadas por el aumento de nivel de las aguas durante los dos últimos meses, hemos visto una ola de calor e incendios que han ocasionado un número de muertes sin precedentes en Portugal, y varios otros equipos de A Rocha en todo el mundo informan de fenómenos meteorológicos que han afectado directamente a su trabajo. Todos estos fenómenos concuerdan estrechamente con las predicciones de los científicos climáticos. En consecuencia, para nosotros se trata de compasión y de explicar la verdad y, dado que el problema está enraizado fundamentalmente en las elecciones de las sociedades humanas, que a su vez se guían por lo que saben y creen, nuestra primera respuesta es moral y no política.
Nos enorgullece contar con la eminente científica climática Katharine Hayhoe en el Reino Unido para nuestra velada London Lecture el próximo 16 de noviembre, y recientemente afirmó en el New York Times que «Cuando intentamos prevenir a la gente acerca de los riesgos, no es ningún gancho para las “noticias”. Nadie quiere escuchar. Por eso es éste el momento de hablar acerca de esto. El mito más peligroso y pernicioso que hemos interiorizado cuando se trata del cambio climático no es el mito de que no es real, ni de que los humanos no somos responsables del mismo. Es el mito de que no nos importa. Como humanos, todos competimos en fingir que un riesgo, aunque sepamos que es real, no nos importa».
Por ello pensamos que éste es el momento adecuado para hablar del cambio climático y de actuar para proteger a las personas y a las especies no humanas contra sus efectos inmediatos. Y también creemos que un mejor diálogo es posible y que ese diálogo debería ser bien recibido por todos aquellos que están comprometidos en conocer la verdad que nos hace libres y en encontrar esa verdad por todos los medios posibles.
¿Está usted de acuerdo?
Traducción: Marisa Raich
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