Un pescador y A Rocha
Este verano [de 2018], tras 10 años como fideicomisario internacional, me he retirado de la junta de A Rocha. ¿Cómo llegó el hijo de un pescador japonés inmigrado a participar en el cuidado de la creación?
Crecí en la costa oeste de la isla de Vancouver, en el Canadá, en un tiempo en el que el salmón salvaje del Pacífico era distinto y abundante. Desde la perspectiva de un niño, era un tiempo y lugar idílicos de pozas de mareas, árboles altísimos, montañas cercanas y el omnipresente océano.
¿Sabía usted que en el imponente cedro costero y en los abetos se encuentran las firmas químicas que indican que se alimentaron de salmones? Los osos negros y grizzly son los portadores del fertilizante.
Ahora sabemos que existen manadas de lobos costeros que pescan por las proteínas. Las lentes de visión nocturna de cámaras remotas han captado a familias de lobos pescando de noche.
Las orcas meridionales autóctonas son remilgadas en cuanto a la comida, prefieren el salmón real del Pacífico (la mayor de las 5 especies de salmón del Pacífico). Es una lástima, porque las poblaciones de salmones reales del Pacífico se han reducido drásticamente y, en consecuencia, también lo han hecho estas orcas únicas. Mientras una manada nómada de orcas puede alimentarse de las poblaciones locales de focas y leones marinos, las orcas autóctonas mueren literalmente de hambre porque los salmones reales del Pacífico están disminuyendo. Aunque haya salmones rojos y rosados en abundancia, no los comen.
El Pacífico noroeste de Norteamérica es conocido por sus ricas culturas indígenas, basadas en la abundancia y el sobrante de salmones, cedros y la abundancia del océano. Lamentablemente, a medida que la población de salmones ha ido disminuyendo, también los indígenas han sufrido. Ya no pueden acceder a la generosidad del mar como lo hacían. La pregunta existencial verdadera es: ¿pueden existir las culturas tsimshian, haida o nuu-chah-nulth si ya no hay salmones?
Como región biofísica, la zona donde yo crecí todavía está relativamente sana desde una perspectiva medioambiental, pero aumentan las señales inquietantes de impacto y declive. La pesca comercial de salmones ya no sustenta la economía de la comunidad en la que crecí.
Es evidente que las actividades humanas afectan negativamente a los salmones y a su hábitat. No se trata de una única causa, sino del impacto de miles de causas. Los vertidos de las ciudades, el control de inundaciones, el desmonte de tierras y las pasadas actividades hidroeléctricas, forestales, mineras, agrícolas y de cosechas han reducido la abundancia y la diversidad. Ahora las especies invasoras y el cambio climático exacerban los problemas.
Cuando era un muchacho me hice seguidor de Jesucristo y a medida que crecía mi fe, creció también mi preocupación por el entorno oceánico y por los pueblos pescadores. Igual que Jesús se acercó a Pedro y a Andrés y eligió a unos pescadores para que le siguieran y se convirtieran en pescadores de hombres, sentí una llamada para participar en A Rocha.
Los pastores tienen un lugar destacado en las escrituras, y con razón, para proteger los rebaños y ser conscientes del entorno. Pero soy parcial y me emociona saber acerca del papel de los pescadores en la comunicación de buenas nuevas a todo el mundo, incluida la creación.
A Rocha es una organización de esperanza. Aunque los humanos han afectado negativamente al medio ambiente y a los salmones, también son los humanos quienes ayudan a conservarlos, protegerlos y recuperarlos. A Rocha Canadá, desde la granja y centro de estudios Brooksdale, ha adoptado el río Little Campbell que desagua en el Océano Pacífico, cerca de Vancouver, para sus estudios, sus enseñanzas y su recuperación. En la Columbia Británica septentrional, los cuidadores del curso de agua de A Rocha demuestran su cuidado en el río Bulkley.
Yo sigo bajando al mar… a pescar.
Traducción: Marisa Raich
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