Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: ¿una agenda para los próximos 15 años?
(Para más información sobre cómo el trabajo de A Rocha apoya a los ODS en todo el mundo)
El 25 de septiembre de 2015, 193 países se reunieron en la ONU en Nueva York para lanzar 17 nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) [1]. Los ODS se basan en un proceso que comenzó con la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano de Estocolmo de 1972 y ha continuado a través de la «Agenda 21» de la Cumbre de la Tierra celebrada en Río en 1992 y, más recientemente, los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se prolongaron desde 2000 hasta 2015. Los nuevos ODS marcarán ahora el desarrollo global y la agenda política medioambiental e internacional para los próximos 15 años, hasta 2030. Los ODS tienen un vasto alcance y se pueden resumir prácticamente en siete títulos principales [2]:
- Dignidad y bienestar para todos: erradicar la pobreza y abarcar la igualdad para todos.
- La vida en toda su plenitud para todas las personas: garantizar que se satisfagan las necesidades básicas, posibilitar el acceso a los servicios, a la formación y al empleo, con especial énfasis en la inclusión de todas las personas.
- Sociedades justas: que propicien instituciones y políticas justas y equitativas que promuevan la justicia para todos.
- Paz: trabajar hacia una paz duradera, abarcando al mismo tiempo la diversidad.
- Recuperación y protección de nuestro planeta: vivir dentro de los límites del planeta y garantizar la recuperación de los ecosistemas.
- Desarrollo sostenible: fomentar la productividad económica justa dentro de marcos ecológicamente seguros con un compromiso con las fuentes de energía renovables.
- Cooperación y asociaciones: buscar lo mejor unos para otros en iniciativas conjuntas que tengan por objeto mejorar el bien común para todos en la realización de todos los ODS.
En este blog no hay espacio para un análisis detallado de cada una de las 17 metas o de los 169 objetivos y 304 indicadores cuantificables que contienen. En lugar de eso quiero sugerir algunos puntos clave dado que hay organizaciones y personas cristianas involucradas en este importante proceso.
- En primer lugar, los ODS son inevitablemente imperfectos. Son el proceso de décadas de debate, del compromiso de los gobiernos y de la presión ejercida por muchas partes. El juicio de The Economist de que «los esfuerzos de los comités de redacción de los ODS son tan extensos y descabellados, que es evidente que toda la empresa está destinada al fracaso» [3] va demasiado lejos, pero hay algo de razón en él. Los ODS serán inútiles a menos que nosotros, como ciudadanos globales, hagamos que nuestros gobiernos se responsabilicen de basar sus políticas económicas, sociales, ambientales y políticas para alcanzarlos.
- En particular, los ODS no logran resolver la tensión entre el crecimiento económico y la protección del medio ambiente. Por ejemplo, el 8.° Objetivo exige un «crecimiento económico sostenido, integrador y sostenible». Es una gran aspiración y la meta incluye entre sus objetivos «la prevención de la degradación del medio ambiente», pero todavía hay muy pocas pruebas de que el incesante crecimiento económico pueda desvincularse de los daños medioambientales. La mayor parte de los éxitos en el logro de las metas de los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio (incluido el rescate de cientos de millones de personas de la pobreza absoluta) llegaron a través del «milagro económico» de China, que ahora se ve que ha tenido enormes costes sociales y medioambientales [4]. Como ha exigido el Papa Francisco, necesitamos una «ecología integral» que reconozca que no se puede lograr la transformación social o económica sin integrar plenamente los factores ambientales. «Todo daño que se causa al medio ambiente se inflige a la humanidad». [5] Lo que necesitamos es centrarnos en el crecimiento del bienestar humano y ecológico, no sólo del crecimiento económico per se.
- Del mismo modo, aunque los ODS incorporan la salud ecológica en más del 50% de sus objetivos, todavía existe la sensación de que el medio ambiente importe sólo porque los humanos dependen de él. Los objetivos que se centran directamente en el mundo natural (12-15 sobre Consumo Sostenible, Cambio Climático, Ecosistemas Marinos y Ecosistemas Terrestres) se expresan en gran medida en términos de su impacto en las vidas humanas actuales y futuras. Desde una perspectiva bíblica esto es inadecuado, ya que la creación importa principalmente porque Dios la creó, se preocupa por ella y la valora. El Papa tenía toda la razón al señalar esto ante la ONU, al afirmar: «Toda criatura, en particular un ser vivo, tiene un valor intrínseco, en su existencia, su vida, su belleza y su interdependencia con otras criaturas». [6] El trabajo de A Rocha sobre la conservación comunitaria basada en la ciencia es más importante que nunca para demostrar el amor de Dios por toda la creación.
- Por último, aunque los ODS sean imperfectos no están demasiado lejos de una versión secular de las visiones bíblicas de «Shalom» (Antiguo Testamento) y del Reino de Dios (Nuevo Testamento): un mundo de justicia, libertad, paz y armonía natural. Se basan en el tema del «Bien Común», que ha sido fundamental para la enseñanza social católica y ahora se está generalizando en otras tradiciones cristianas. [7] Sobre esa base, creo que hay que acoger a los demás y trabajar con ellos en la consecución de los ODS. Debemos alejarnos totalmente de las voces cristianas extremas que los ven como un complot de la ONU y del Papado para imponer «un gobierno mundial».[8] Por supuesto, para los cristianos existe el peligro de que los valores recogidos en los ODS sean despojados de su contenido espiritual esencial. ¿Qué es el Reino sin el Rey, o Shalom sin el Príncipe de la Paz? Sin embargo, eso no significa que no valga la pena trabajar en pos de los ODS en sí. Por el contrario, nos evidencia la realidad de que la consecución de un mundo mejor depende de la oración, no sólo de los debates y la política, y que la transformación más profunda de las personas, las comunidades y la creación se produce a través de Cristo. La ONU ha declarado: «El futuro de la humanidad y de nuestro planeta está en nuestras manos». [9] Los cristianos podrían expresarlo de manera un poco diferente: el futuro de la humanidad y del planeta están en manos de Dios, que ha designado a la iglesia a nivel mundial como su agente de transformación; pero igual podemos trabajar con los demás para lograr estas metas valiosas y que merecen la pena.
[1] UN, Transforming our world: the 2030 Agenda for Sustainable Development
[2] Amablemente resumido por Micah Global: Sustainable Development Goals Launched
[3] The Economist, The 169 commandments
[4] UNDP, China’s success on Millennium Development Goals provides an example for others to follow
[5] Time Magazine, Transcript: Read the Speech Pope Francis Gave to the United Nations por Ryan Teague Beckwith
[6] ibid.
[7] por ejemplo, togetherforthecommongood.co.uk
[8] Now The End Begins blog, The United Nations Prophecy Bomb Pope Francis Dropped That Nobody Caught por Geoffrey Grider
[9] UN, Transforming our world: the 2030 Agenda for Sustainable Development
Traducción: Susana Rosselli / Marisa Raich
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Buenas tardes como Representante de la Corporación Cristiana Aprendiendo de Dios en Jesús,Nit.900399108-4 Registro cámara de comercio #4447 de Medellín Colombia, página web https://ccadj.org/ con el propósito de trabajar por el desarrollo social sostenible de la comunidad Cristiana Pentecostal Unida de Colombia IPUC, y en General. Observando los 17 puntos de Objetivos de Desarrollo Sostenible, hacer alianzas conforme al punto 17 de ODS.