Conservación optimista
En 2017, dos de nosotros de A Rocha International asistimos a la cumbre de Conservation Optimism en Londres, uno de los únicos eventos en todo el mundo que se centra en #EarthOptimism, #OceanOptimism y #ConservationOptimism. Fuí con la mente abierta, pero me preocupaba que esto fuera simplemente un ejercicio de papeleo sobre las grietas, aferrándose a pequeños éxitos de conservación contra una marea abrumadora de desesperación. Después de todo, ¿qué espacio hay para el optimismo cuando el 58% de la vida salvaje del mundo ha desaparecido a lo largo de mi vida? [1]
Me acordé de una conversación el mes pasado con una pareja que me había escuchado hablar en la gira Hope for the Planet (“Esperanza para el planeta”) en 2005. Esa gira los había inspirado al activismo ecologista y cambiaron radicalmente su estilo de vida, comenzaron un proyecto ambiental, se involucraron con A Rocha y realizaron una campaña sobre el cambio climático. Ahora, con el retroceso político a ambos lados del Atlántico y un diario derroche de noticias desastrosas, sus reservas de esperanza se habían agotado y tenían ganas de darse por vencidos. No fueron ingenuos. Eran una pareja madura que había estado en el liderazgo cristiano durante muchos años.
Reflexionando sobre estas dos experiencias, me he estado preguntando acerca de la esperanza, el optimismo y lo que nos da la capacidad de seguir adelante, incluso cuando las cosas son sombrías. Aqui van algunos pensamientos… y por favor comparte los tuyos:
Las buenas noticias engendran optimismo… las malas noticias hunden corazones. Los psicólogos tienen claro que necesitamos historias positivas para inspirarnos. Si simplemente enumeramos todas las cosas terribles que le están sucediendo a la naturaleza, hacemos que las personas se sientan terribles. Hay historias genuinamente positivas: las especies claves y los hábitats se están recuperando debido a un trabajo de conservación a largo plazo, cuidadosamente dirigido, científicamente informado e involucrado con la comunidad. China está tomando la delantera en tecnologías verdes. Las empresas y los inversores están liderando el movimiento para desprenderse del uso de combustibles fósiles y ver oportunidades en nuevas tecnologías y fuentes de energía renovables. Los cristianos de todo el mundo comprenden que el Evangelio debe ser una buena noticia para la tierra de Dios. Salí de la conferencia Conservation Optimism genuinamente alentado por las historias que escuché, y aún más por las personas con las que me encontré, especialmente jóvenes científicos conservacionistas comprometidos de todo el mundo.
El optimismo solo no es suficiente. Tampoco lo es la “esperanza futura”: la creencia de que en el futuro inmediato las cosas solo pueden mejorar, que los humanos son básicamente buenos, que todo lo que necesitamos es más ciencia, más educación, más tecnología inteligente y la naturaleza se curará a sí misma. El optimismo ciego y la falsa esperanza siempre serán destrozados por las duras realidades de las adversidades y las pérdidas.
La esperanza bíblica ofrece una alternativa al optimismo y pone nuestra esperanza en resultados a corto plazo:
- Es fundamentalmente relacional, sacando su fuerza de la profundidad de la relación más que de la inestabilidad de los logros. Es por eso que es tan difícil de mantener, sin una comunidad de otros que comparten una visión similar.
- No depende de nuestro propio activismo, pero nos invita a unirnos y hacer nuestra parte con el trabajo de renovación de Dios y con otros que comparten una visión similar.
- Siempre parece encarnarse en el compromiso local; a largo plazo, en paciente compromiso con las causas, lugares y personas impopulares.
- Siempre es “ ‘y’ , de adición” en lugar de “ ‘o‘ , de exclusión”, porque la visión es integrada en el propósito de Dios para toda la creación. Entonces, las soluciones que favorecen a un grupo, o a las personas sobre la vida silvestre, al corto plazo versus a largo plazo, o a las ganancias sobre el planeta, ya sean globales sobre las locales… o viceversa… nunca son suficientes.
- Depende de la visión a largo plazo, no de los resultados a corto plazo. Por lo tanto, espera fracasos y desilusiones en el camino. Al igual que la fe, depende de algo que no se puede ver (Hebreos 11:1), es decir, la fidelidad de Dios a sus promesas, a su pueblo, a su mundo. Es lo que nos permite, en la maravillosa línea de Wendell Berry, «se alegre, aunque hayas considerado todos los factos». [2] La esperanza bíblica no siempre es optimista, porque deja espacio para el lamento y el dolor por todo lo perdido, sin embargo, siempre persevera porque sabe que la esperanza sigue al juicio como el día sigue a la noche; ese Viernes Santo es seguido por el Domingo de Pascua.
[1] Ver WWF’s Living Planet Report 2016.
[2] De ‘The Mad Farmer Liberation Front’ in W. Berry, The Mad Farmer Poems, Counterpoint, 2014.
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