20 noviembre 2015 | Robert Sluka | 0 comentarios

Postal desde el Mediterráneo

A partir de la belleza de las cosas visibles hagámonos una idea de Él, que es más que bello.

—Basilio de Cesarea

Marine team in the Mediterranean

Imagine un día perfecto en la playa. Podría estar activo o simplemente tumbado y tomando el sol. En su imaginación, ¿se ve nadando junto a bolsas de plástico que flotan, o apartando su toalla de la basura que han dejado otras personas? Lo dudo. Para nosotros, en el Reino Unido, la culpa es a menudo de una caja de poliestireno con restos de pescado y patatas fritas de la cena, que estropea ese momento perfecto junto al mar.

Escribo esto desde el sur de Francia, el destino de playa ideal para muchas personas. Hemos mantenido reuniones en el Museo Oceanográfico de Mónaco, hemos pasado por el principal auditorio de Cannes y hemos estado mucho tiempo en el agua buscando lo que llamamos “‘las cosas escondidas de Dios en el océano”. Incluso aquí, donde existe una concienciación medioambiental y las playas se limpian periódicamente, hemos visto plásticos adheridos en prados de algas de Posidonia, especie protegida y en peligro.

¿Esto tan solo nos estropea un agradable día en la playa o un día de buceo, o conlleva algo más profundo relacionado con la fe? ¿Cuál es la finalidad última de la belleza?

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

—Salmos 42:1-2, 7

El Salmo 42 expresa nuestro anhelo de ver a Dios en su santuario y en su creación. A menudo, cuando experimentamos la belleza satisfacemos ese anhelo.

Las Escrituras nos enseñan que esa belleza señala a Dios, que es bello. La teóloga Dra. Jame Schaefer ha desarrollado un modelo o lente a través del cual podemos ver la belleza el mundo. Conocí la belleza por primera vez en un libro que recomiendo encarecidamente, titulado God in the Lab. Inicialmente podemos simplemente disfrutar de la belleza para nuestro propio placer. Pero a medida que evoluciona el modelo, llegamos al aspecto más abstracto y espiritual de reflejar intencionadamente la belleza de forma que nos ayude a comprender mejor y a conocer a Dios. Varios escritores han hablado sobre el libro de las Palabras de Dios y Su libro de Obras. Podemos aprovechar esa idea para que nos ayude a ver si interpretamos lo que vemos en las cosas que ha hecho Dios con la Palabra de Dios en la mano, puede ser una forma enormemente valiosa de profundizar en nuestra relación con Dios.

Piense sobre una experiencia con el mundo natural que profundice su relación con Dios. ¿La compartiría con nosotros?

Bancewicz, Ruth. 2015. God in the Lab: How Science Enhances Faith. Monarch Books, Oxford, UK. 256pp. http://scienceandbelief.org/god-in-the-lab/

Traducción: Sergio Lorenzi / Marisa Raich

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Sobre Robert Sluka

El doctor Robert D Sluka dirige el Programa de Conservación Marina de A Rocha. Es un explorador curioso, que aplica soluciones esperanzadoras, optimistas y holísticas a todo lo que está enfermando a nuestros océanos y a las comunidades que dependen de ellos. Las investigaciones de Robert se centran en la conservación de la biodiversidad marina, la contaminación por plásticos y la pesca, especialmente en las áreas marinas protegidas. El objetivo final es glorificar a Dios a través de la transformación de los océanos y las comunidades mediante la conservación marina holística.

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